04 mayo 2011

Capítulo Tres (V)

Álvaro ayudó a Amelia a salir del coche. Ambos se echaron al suelo, y se apostaron detrás de unos árboles. Agazapados, con sus armas en la mano, esperaban oír los pasos de alguien que viniera a finalizar el trabajo.
Sin embargo, lo que oyeron fue el sonido de cierre de dos puertas, y escucharon cómo la furgoneta arrancaba y se iba de allí.
— O sea, que eran dos. Como nosotros —dijo Amelia—. Qué raro...
— ¿Cómo lo sabes?
— ¿No has oído? Se han cerrado dos puertas.
— Bueno... no tiene por qué. También puede ser que alguien se haya quedado dentro... controlando la operación.
Amelia consideró la posibilidad.
— Lo tendremos en cuenta. Lo que sí sé es que con este coche no vamos a ningún lado. Tendremos que llamar a la central para que nos den cobertura.

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