20 marzo 2011

Capítulo Uno (V)

La puerta se abrió de repente irrumpiendo en la conversación como un vecino pesado e inesperado.
El agente se giró, desprevenido, mientras la última frase de Petra aún seguía en sus tímpanos. Una suave ráfaga de viento asoló el local. Menta.
Tras pocos segundos, una mujer en una cuidada gabardina entró en el recinto. De largo pelo rizado y pelirrojo, y tez blanquecina, más parecía un espectro en aquella hora tan temprana que un ser humano.
La mujer vio al agente y se acercó con pasos firmes y rápidos. Pasos que indicaban una seguridad indómita e inaplacable.
Cuando la escasa luz del recinto le iluminó la cara, el agente notó que un escalofrio le recorría la espalda. La mujer de la gabardina que, seguramente, había sido hermosa, ahora se encontraba marcada por dos horrendas cicatrices que le cruzaban la cara formando una X.

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